En estos días de enero donde muchos vecinos de la comuna se han ido de vacaciones a la costa, montañas o al campo, algunos nos envían fotos de sus recorridos, nos saben amantes del aire libre y de la naturaleza con todo lo que ello implica, nos hemos detenido en una de ellas, puesto que nos trae recuerdos de la infancia.

Así como la infancia queda atrás, lamentablemente con el cambio del clima, (aunque aún sigue habiendo negacionismo del cambio climático) muchos insectos, pájaros, etc. han ido desapareciendo o se ha visto reducido considerablemente su número.

Uno recuerda muchos bichitos que estaban por la Ciudad cuando transcurría nuestra niñez y con algunos hasta jugábamos, que ya no se ven más, la falta de terrenos libres, más cemento, los agroquímicos, la polución, y distintos factores han hecho que uno tenga que alejarse muchos kilómetros para poderlos ver, aunque tampoco existen grandes cantidades, con una mirada negativa diríamos que en un futuro los veremos solo en fotografías.

En este caso nos envió un vecino una fotografía de un bichito llamado Mantis Religiosa, el cual es llamado vulgarmente de otras formas, una de las tantas es Tata Dios, porque se paran como si estuvieran rezando, se alimentan de otros insectos y en su alimentación figuran moscas, polillas, grillos, mariposas, etc. se dice que son expertas del camuflaje, adoptan colores y formas singulares y permanecen ocultas pacientemente esperando a sus presas y adquieren una coloración verde claro, porque les es más sencillo mimetizarse con las hojas de las plantas.

Según se puede leer en el nationalgeographic sobre la Mantis Religiosa, Sydney Brannoch, experta en mantis del Museo Cleveland de Historia Natural, El cortejo de las mantis religiosas puede ser una aventura peligrosa: se ha documentado que las hembras arrancan la cabeza y devoran las partes del cuerpo de los machos con los que se aparean. Sin embargo, la frecuencia de dicha violencia podría haberse exagerado ligeramente. Primero, no todas las mantis religiosas canibalizan a sus parejas», afirma Brannoch. «Quizá ocurra si la hembra está pasando hambre o el macho la irrita. Pero no siempre lo hacen».

Entre los muchos insectos que ya hace bastante que no se ven más por la Ciudad está el Bicho Canasto, los Bichitos de Luz (luciérnagas) pocas mariposas, chicharras, etc. igual convengamos que tenemos otras especies que parecen sobrevivir a todo, como los mosquitos y otras más desagradables que mejor ni mencionarlas.